- ''Sabes bien que nunca quise tener esta conversación. También sabes que, aunque finalmente estemos hablando, lo hago sólo por ti, porque me lo has implorado, porque pareces no poder vivir a gusto sin mis palabras. Pero mis palabras, me dices a veces, también te hieren. Y esas heridas, insistes, solo se curan con más palabras. Y deja de tocarte el pelo, por favor, deja también de ponerme esa cara de contrición, porque nada de lo que te estoy explicando es nuevo para ti. Entonces, dime: ¿Qué quieres? ¿Quieres que esta conversación dure siempre? ¿Quieres que volvamos aquellos tiempos en los que, hablando por hablar, se nos hacían las tantas? Y después, luego, siempre repetías que no nos quedaba tiempo para nada… ni para ir al cine, ni para ir de compras, ni siquiera para ver la tele, o leer un libro, o hacer el amor. Solo nos restaba espacio para hablar, y lo aprovechamos bien, a decir verdad. Y ahora, que al fin tenemos tiempo para algo diferente, volvemos a gastarlo en hablar, en tirar palabras por la borda…Pero mira, yo ya no puedo más, me he quedado sin frases. Nada que te diga será ya nunca nuevo. Y por eso, sólo por eso, al fin me callo. Y no me respondas, nada me digas, y mira el paisaje delante de nosotros. No es especialmente bonito, pero esta ahí, es real, no como nuestras palabras'', dijo él.Y entonces, de repente, ella pensó que tal vez él la quería aún.
Pero se equivocaba.
(Foto: Luis Echanove)
No hay comentarios:
Publicar un comentario