Hasta dónde sé, la noticia ha pasado completamente desapercibida. No obstante, se trata de una de los descubrimientos fundamentales de la historia de la humanidad. Yo me he enterado por casualidad, leyendo exhaustivamente un ejemplar reciente del Economist en el cuarto de baño.
La buena nueva, publicada a una sola columna en un rincón peregrino de la revista, es la siguiente: Dos equipos de físicos cuánticos acaban de demostrar en paralelo, aunque por separado, que la realidad existe por sí misma, al margen del hecho de ser o no observada. Kozuhiro Yokota, de la universidad de Osaka, acaba de publicar un artículo en el New Journal of Physcis. En él, se da cuenta de sus experimentos en los que prueba la denominada paradoja de Hardy, a saber: que cuando no son observadas, la materia y la antimateria pueden interactuar sin destruirse mutuamente. Jeff Lundeen y Aephrain Steinberg, de la universidad de Toronto, han logrado llegar a la misma conclusión, según el artículo publicado por ambos hace siete semanas en el Physical Review Letters.
El experimento, llevado a cabo con fotones, dio por resultado que en algunos lugares el número de fotones era inferior a cero, lo cual normalmente debería indicar que se había generado antimateria. Lo sorprendente del caso es que no existe la antimateria del fotón (el antifotón), puesto que los fotones, al parecer, son ellos mismos sus propias antipartículas.
Yo, cuando lea estas cosas, siento lo mismo que cuando miro el mar, o un cuadro de Velázquez. Por supuesto, no he entendido nada del artículo.
(Foto: Luis Echánove)
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