Voy, Olalla, a escribirte unas letras menudas, menudas como tu cuerpecillo de pez flotando, pateando, en el mar sin orillas donde habitas.
Voy, Olalla, a contarte una historia breve, de esas que uno recuerda sin querer pero olvida cuando quiere. Empieza este cuento con un niño navegando en un odre (como tú ahora). Crece el niño y navega otros mares, y encuentra otros odres. Crece y crece, y el niño ya no es niño, es padre, pero navega, siempre navega, porque vivir, Olalla, es navegar.
Cruza los mares, Olalla, de ese claustro en el que moras. Crúzalos de norte a sur y de sur a norte. Crúzalos, que un océano inmenso, sin linderos, es el mundo a donde vienes.
Voy, Olalla, a contarte una historia breve, de esas que uno recuerda sin querer pero olvida cuando quiere. Empieza este cuento con un niño navegando en un odre (como tú ahora). Crece el niño y navega otros mares, y encuentra otros odres. Crece y crece, y el niño ya no es niño, es padre, pero navega, siempre navega, porque vivir, Olalla, es navegar.
Cruza los mares, Olalla, de ese claustro en el que moras. Crúzalos de norte a sur y de sur a norte. Crúzalos, que un océano inmenso, sin linderos, es el mundo a donde vienes.
(Foto: Luis Echanove)
4 comentarios:
precioso y emocionante as usual. También muy bonita la foto. ¿de quién es?
Juanito(yanomami)..es un placer verte de nuevo te admiro y respeto buscare tu libro Ecos del desierto y recibe todo mi aprecio y amistad.
Saludos desde Mexico Lindo y Querido
Carlos Ronzon
Preciosísimo. Como siempre, me emocionas
Me ha emocionado, tienes una sensibilidad muy especial, te quiero
Tu Madre
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