miércoles, 7 de mayo de 2008

Hace veinte años

Hace veinte años no había internet, ni ordenadores. En España gobernaba Felipe González desde tiempo inmemorial. No sabíamos a quién votar aunque discutíamos teorías políticas absurdas. La movida madrileña ya se había terminado, pero nosotros no lo sabíamos aún. Descubríamos la noche canalla en los garitos de la calle San Mateo, en Huertas, en Santa Ana, en Malasaña. Escuchábamos música de Radio Futura y de los Secretos, aunque a Cristina le gustaba Willi Vanilli (¿se escribe así?), ese grupo de ficción que ni cantaba ni nada. Cristina ahora, para redimir esa culpa, trabaja en la Sociedad General de Autores. Fernando daba el campanazo en las fiestas y leía a los filósofos presocráticos en las piscinas de verano (en esas donde, supuestamente, las chicas desnudaban sus cuerpos al sol). Irene hacía preguntas que ninguno sabíamos responder, Ricardo se creía que estaba en nuestra clase, Anita se liaba con quien no debía y los demás no nos comíamos un rosco.

Nacho gastaba melenilla semi-rizada y Fernando tupé de pajecillo de Alicia en el País de las Maravillas. Joaquín no estaba mazas todavía, y eso que en verano buscaba gas natural en los Pirineos. Irene conducía un seiscientos que se llamaba Hugo; yo un Ford Fiesta blanco (sin jersey amarillo) y los demás se buscaban la vida. Descubrimos por primera vez que los CDs existían en casa de Chris, el amigo yuppy americano que financiaba los mejores festorrones. Quedábamos de copas con los profesores. Yo mangaba botellas de Tía María y Cointreau en el Parador de El Escorial y Elvira…me ayudaba. Borja se largaba de copas con los hooligans ingleses, Nacho escuchaba Pink Floyd a todas horas y Ana la Alta era la única atenta en las clases de Derecho Natural.

Y es que aquella vida nuestra era como de la Hoguera de las Vanidades pero sin glamour, o tal vez como de lo “Verde empieza en los Pirineos” pero con estilo. Nuestras mayores obsesiones eran, por este orden, la amistad, el sexo, el alcohol y el Derecho Romano. También nos interesaba mucho la comoriencia, la confusión de obligaciones y el requisito de tener forma humana para ser persona. Leíamos mucho, íbamos a conciertos en el rocódromo de la Casa de Campo y en otoño Irene nos obligaba a ver la caída de la hoja en el Retiro.

Yo creo que éramos felices.


(Foto: Piscina del Maria Cristina, San Lorenzo del Escorial, verano de 1989)

16 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si éramos o no felices pero lo que nos unía era que todos tratábamos de buscar la felicidad a toda costa. La diferencia es dónde trataba de encontrarla cada uno. Iguales pero distintos. Con el estigma de la especialidad que algunos tildaban de "experimentalidad". El grupo de los elegidos, los escogidos, los pequeños cachorros del poder. Las jóvenes promesas... Eso sí, no podemos negar que todos nos lo hemos currado, que cada uno ha encontrado finalmente su sitio aunque a veces parezca que seguimos buscando. Que no hay que mirar mucho al pasado salvo para constatar que ese pasado nos ha hecho ser quien ahora somos. Que ahora tenemos todos un gran futuro por delante y ,aunque sea, a través del ciberespacio , también podríamos compartirlo de alguna forma ¿no? ¿que va si no a escribir Juan dentro de otros veinte años si sabemos poco los unos de los otros?.
Por cierto, Juan, te has dejado en el tintero las impresionantes escenas de pelis de acción que protagonibas caminando encima de los techos de los coches por la Calle María de Molina, ni "el bola"... Dixit. besos a todos

Anónimo dijo...

Teniamos (y tenemos todavia, creo) una forma de artcular las ideas tan parecida todos que no estoy del todo seguro quien ha escrito el comentario...Nacho, Joaquin, Ricardo,Fernando...

Anónimo dijo...

por dios ricardo imposible (no recuerdo que le fueran nunca el lenguaje florido) yo creo que ha sido fernando

Anónimo dijo...

El caso es que para ser Fernando me parece poco garcilasiano.

Pero, sí, puede que fuéramos felices...El pasado es imprevisible.

Ezequiel dijo...

La unica diferencia es que ahora las filosofadas quedan por escrito pero la esencia es la misma y la materia, aunque ya tengamos cuarenta ya sabeis "20 años no es nada". Estais todos iguales, hasta os he reconocido.

Anónimo dijo...

No dáis una!!!! Ninguno tenéis la más remota idea de quién ha escrito el comentario. ¿Por qué no miráis un poco al sector femenino? 20 años han dejado claro que hasta podemos ser ministras. No es incompatible ni con un bombo ni con unas buenas mechas.
besos

Anónimo dijo...

Yo dudo entres tres posibles autores del comentario...

(1) A.Bengoechea, por lo del futuro promotedor.
(2) Fontes, por el uso de la palabra ESPECIALIDAD.
(3) Minguito, por la referencia al Bola.

Anónimo dijo...

ES IRENE, ESTOY SEGUROOO!

Anónimo dijo...

Irne (o sea yo) no es. Yo creo que si es mujer es Anita, porque no creo que niguna más haya presenciado los paseos por los coches de la calle María de Molina...

Unknown dijo...

La gran diferencia es que ahora tenemos pasado y no sé si eso es bueno. Es obvio que el primero comentario está escrito por una mujer, Irene niega que fuera ella mmmmmm todos hemos visto a Juan pateando coches por María de Molina, así que no tiene por qué ser Anita. El detalle mosqueante es que no añade lo que tantos hemos presenciado: Juan meando en las manillas de las puertas, eso hace pensar que es muy políticamente correct@ (como esa arroba que acabo de poner ¿Ana?) o que no andaba por allí.

Ricardo

Unknown dijo...

Por cierto, Nacho. Me fascina que pienses que yo pudiera escribir eso, no por el lenguaje florido y bien creado, sino por frases como "el grupo de los elegidos, los escogidos...". Puede ser que, como cuenta Juan, yo no me diera cuenta de que no estaba en vuestra clase, pero tú...

Anónimo dijo...

jamas miccione en los coches, esa era la especialidad de Nacho, y si nos ponemos asi cuento lo de fernando y la estatuta de Carlos III en el Escorial...

Anónimo dijo...

A ver, está claro que no es tuyo, Ricardo (y no porque no tengas “futuro en el ciberespacio”, en fin). Yo solo decía que, de haber sido Fer su autor, habría optado por la égloga.

Por lo demás, todas las teorías apuntan a que tú estuviste en Italia. Y ya se sabe que si la teoría no se ajusta a la realidad, peor para la realidad, o dicho de otra forma, que para eso está el photoshop. Es más, sabemos que hiciste el curso de El Escorial, suplantando mi personalidad (esto habrá prescrito ¿no, Joaquín? )y aprovechándote de que yo estaba en Moscú ...Y te recuerdo que todavía no me has devuelto el título.

PD No es que por tratarse de la casa de Austria el asunto desmerezca, pero me temo que el desdichado no era Carlos III sino Felipe II.

Anónimo dijo...

Es verdad, Carlos III era lo que bebió antes de hacerlo...

Anónimo dijo...

Ricardo, está claro que se te dan igual de mal las adivinanzas que freir croquetas. Yo jamás he visto a Juan en situación tan "comprometida"... Además de montárselo del Increible Hulck lo más radical de Juan siempre ha sido lo que ha dicho y las menos veceslo que ha hecho....
besos.

Anónimo dijo...

Juan, creo que sería más bien Don Opas III, posiblemente mezclado con Ron Bermúdez.

Como la gente se dedica a jugar a las tinieblas -como en Roma-, no sé quién será la autora del anterior comentario, pero tiene una laguna importante. Aunque a lo mejor es cuestión de matiz porque, más que patear coches, lo que hacía Juan era correr por encima de ellos (cosa que, ahora que lo pienso, supone un notable ejercicio de equilibrio, sobre todo después de la ingesta masiva del mencionado ron Bermúdez).

Pero bueno, quien no hacía eso se paseaba por la facultad con rotuladores tamaño industrial haciendo pintadas de “Elmer Cabrón”. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra; y con piedra, no me refiero a cualquier piedra, sino al Monolito de El Escorial.