Ancho mundo…Tan ancho que a veces siento que te escabulles por las venas. Difuminas mis pensamientos, descolocas las razones que sustentan mi caminar. Ancho mundo…Oleadas de rostros, de lugares, de olores y de momentos.
Ancho mundo… Bajo el cielo raso nada permanece, pero en ese cambiar constante resplandeces idéntico, como un espejo bruñido a desgana o un ojo de agua desecado. Luces y sonrisas. Noches y silencios. Amaneceres y horarios. Historias, conversaciones, miradas. Ancho mundo, a ti te puebla una bandada de ilusiones difusas, ambiguas, coloristas y a veces grises.
Ancho mundo…Todo en ti cambia, todo, sí, salvo en rugir de las olas en tus riberas, el salto de la espuma y las cabriolas de los pájaros pescando al atardecer. Por eso, algunas veces, sólo siento tu quietud en el movimiento de las aguas del océano. Y así, recogido en un silencio ruidoso, atrapado por los encantos de la monotonía azul, descubro que acaso no eres tan ancho. Entonces, al fin, te camino con ganas, estrechando en mis andares el espacio inmenso de vivir.
Ancho mundo… Bajo el cielo raso nada permanece, pero en ese cambiar constante resplandeces idéntico, como un espejo bruñido a desgana o un ojo de agua desecado. Luces y sonrisas. Noches y silencios. Amaneceres y horarios. Historias, conversaciones, miradas. Ancho mundo, a ti te puebla una bandada de ilusiones difusas, ambiguas, coloristas y a veces grises.
Ancho mundo…Todo en ti cambia, todo, sí, salvo en rugir de las olas en tus riberas, el salto de la espuma y las cabriolas de los pájaros pescando al atardecer. Por eso, algunas veces, sólo siento tu quietud en el movimiento de las aguas del océano. Y así, recogido en un silencio ruidoso, atrapado por los encantos de la monotonía azul, descubro que acaso no eres tan ancho. Entonces, al fin, te camino con ganas, estrechando en mis andares el espacio inmenso de vivir.
(Foto: Luis Echánove)
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