Ancho mundo. Bajo el cielo raso nada permanece, pero en ese cambiar constante resplandeces idéntico, como un espejo bruñido a desgana o un ojo de agua desecado.
Luces y sonrisas. Noches y silencios. Amaneceres y horarios. Historias, conversaciones, miradas.
Oleadas de rostros, de lugares, de olores y de momentos.
Ancho mundo, a ti te puebla una bandada de ilusiones difusas, ambiguas, coloristas y a veces grises.
Ancho mundo…Todo en ti cambia, todo, sí…salvo en rugir de las olas en tus riveras, el salto de la espuma y las cabriolas de los pájaros pescando al atardecer. Por eso, algunas veces, sólo siento tu quietud en el movimiento de las aguas del océano. Y así, recogido en un silencio ruidoso, atrapado por los encantos de la monotonía azul descubro que, a fin de cuentas, no eres tan ancho. Entonces sí, te camino con ganas, estrechando en mis andares el espacio inmenso de vivir.
(Foto de Luis Echanove)
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