jueves, 8 de noviembre de 2007

Sol naciente


Kami

El shintoismo es la antiquísima religión tradicional de Japón, en gran medida perneada de elementos budistas. La esencia del shintoismo es la creencia en el kami, una energía vital impersonal que todo lo inunda, y que se manifiesta particularmente allí donde la naturaleza se revela en todo su poder: en los lugares más bellos, más sobrecogedores, como altas montañas, cascadas o sombríos bosques otoñales. El shintoismo es pues una religión contemplativa, observadora, pausada y nada dogmática.

Los equilibrados templos shintoístas no contienen representaciones de dioses de ninguna clase. Las únicas figuras presentes son, a lo sumo, los retratos en tinta china de los grandes poetas clásicos de Japón, alineados en los muros laterales. ¡Maravillosa religión ésta, que rinde tal respeto a los poetas!

En el altar principal de los santuarios shinto, en lugar de imágenes de deidades, santos o profetas, hay tan solo objetos cotidianos, símbolos del kami, de la energía cósmica que alienta la vida. En los espesos bosques de Kamakura hay un pequeño templo shintoista, accesible tan solo por un estrecho corredor excavado en la rocosa montaña. El símbolo del kami colocado allí sobre el rustico altar es...un espejo. Cualquiera pues es allí Dios… cuando contempla.

Zen

Hay, también en Kamakura, un monasterio budista, llamado Kenchō-ji que, es, según se dice, el más antiguo santuario zen de Japón. A espaldas del mismo se encuentra el pequeño jardín diseñado por un maestro zen hace 700 años con el propósito de inducir a la meditación. El parquecillo en sí es una nada, apenas algunas mínimas colinas tapizadas de hierba de intenso color verde, tachonadas de rocas y bonsáis, entorno a un estanque serpenteante.

Basta observarlo un momento y de inmediato algo sucede. Solo dura unos segundos.
(foto: Jardin zen del monasterio Kenchō-ji- Juan Echanove)

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