miércoles, 27 de abril de 2016

Preguntas y silencios

Muchas personas viven como si su existir careciera de sentido o fundamento. Se desenvuelven en el día a día guiadas por una inercia que impone su lógica aplastante de pequeños ritos domésticos, pequeñas victorias, pequeños fracasos, pequeños o severos dolores…sin jamás o prácticamente nunca hacerse grandes preguntas metodológicas o instrumentales sobre la dirección a la que conducen esas pequeñas o grandes etapas de su caminar por la existencia. Vivir, en esos casos, se convierte en una tarea explicada en sí misma: Es el hecho mismo de vivir el que justifica y explica la vida misma. Viendo, explicamos nuestro vivir.

Otras personas, en cambio, parecen atrapadas en la necesidad de justificar su vivir en un marco de referencia totalizador. Para ellas la realización personal plena es un mito circular, un acicate del existir. Anhelan entender eso que se llama pomposamente el sentido de la vida.

Lo más interesante de todo es que, a fin de cuentas, si hay una respuesta (o incluso una pregunta que hacerse) esta será al final la misma para ambos tipos de personas. Y, si no hay respuesta, ese silencio será también el mismo para todos.

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