Me desespera navegar por Internet con una conexión de red tan lenta, un procesador de textos poco amistoso y este minúsculo ordenador. Las páginas bajan despacio, con un aspa roja de San Andrés en lugar de las fotos. Pero yo sigo intentándolo, mientras escucho una vieja canción de Los Secretos en voz de cantautor. Es una noche extraña, lluviosa, algo triste, y de Navidad. Todos los ingredientes para una depresión ligera si fuese depresivo. Pero no lo soy, y por eso reviso páginas de la Web que afloran a borbotones lentos en la pantalla, como el goteo de esta lluvia que ya muere.
Algo ha pasado. De pronto todo es más rápido, no solo la conexión, también la música. Y ahora sí, ahora leo con fluidez aquello que la red coloca ante mis ojos. Ahí está, ese blog extraño, encontrado al azar, con un texto raramente familiar. Ahí está, delante de mis ojos cansados tras muchas horas con las lentillas puestas. Y el texto dice así,
“Me desespera navegar por Internet con una conexión de red tan lenta, un procesador de textos poco amistoso y este minúsculo ordenador. Las páginas bajan despacio, con un aspa roja de San Andrés en lugar de las fotos. Pero yo sigo intentándolo…”
Algo ha pasado. De pronto todo es más rápido, no solo la conexión, también la música. Y ahora sí, ahora leo con fluidez aquello que la red coloca ante mis ojos. Ahí está, ese blog extraño, encontrado al azar, con un texto raramente familiar. Ahí está, delante de mis ojos cansados tras muchas horas con las lentillas puestas. Y el texto dice así,
“Me desespera navegar por Internet con una conexión de red tan lenta, un procesador de textos poco amistoso y este minúsculo ordenador. Las páginas bajan despacio, con un aspa roja de San Andrés en lugar de las fotos. Pero yo sigo intentándolo…”
(Foto: Luis Echanove)
2 comentarios:
La vida es lenta en los primeros años, luego va más deprisa
no se si me gusta má tu texto o el comentario de tu madre...
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