miércoles, 9 de noviembre de 2011

Balas blancas para la oveja negra

Pretendes hacerme creer que nada ha cambiado, aunque sabes bien que no es cierto. Me dijiste una vez que, para escribir un cuento, basta arrancar con una frase inicial, aunque no hayas decidido antes el final ni el argumento de tu historia. Y yo te creí, te creí como siempre te he creído: porque ofreces confianza cuando hablas, porque sonríes cándidamente cuando escuchas y porque, al caminar, nunca te tropiezas. Pero, ¿sabes? He comenzado a darme cuenta de que, en realidad, tropezarse en el camino no importa tanto. Y algo ha cambiado, sí, aunque seas incapaz de demostrarme que también tú te has dado cuenta de ello. Por eso te escribo esto, por eso me voy sola a los bosques, en tu coche nuevo. Y algo sí te prometo, y esta vez lo cumpliré: Si quieres encontrarme, escribe antes un cuento con principio y con argumento, aunque no tenga fin.



(Foto: Nacho Huerga)

1 comentario:

carmela dijo...

Precioso y romántico...