Miras la gran ciudad y te haces algunas preguntas. A treinta pisos de altura todo se ve de otro modo. Una alfombra inmensa de edificios yace bajo tus pies. Hoy, al final de la tarde, todo parece barnizado de añil. Al fondo, sobre el puerto, las nubes bajas difuminan las torres, las grúas, y la línea del horizonte sobre el mar. Los muros de las casas bajas reflejan la luz brillante, como devolviendo al sol lo que le pertenece.
Y tú sigues haciéndote preguntas.
Y tú sigues haciéndote preguntas.
(Foto: Luis Echanove)
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