miércoles, 1 de julio de 2020

Pademia, bien común y bien individual

En los países desarrollados, que son los que en principio cuentan con mejores medios y sistemas sanitarios, la capacidad de responder eficazmente a la pandemia depende fundamentalmente de su disponibilidad, como sociedad, para hacer compatible el bien público común con los intereses del individuo.

 En las sociedades desarrolladas de Asia (China, Japón, Corea, Taiwán, Singapur), que son las que, y con gran diferencia, mejor están logrando controlar la propagación del virus, la libertad individual es sacrificada por el bien del conjunto; y los individuos están dispuestos a dicha transacción de libertad propia en favor del bien común, aunque el sacrificio en la merma de la autonomía personal sea muy alto.

En las sociedades de la Europa Continental, y también en Canadá, cuyos sistemas políticos arrancan de la socialdemocracia y se basan en la idea del pacto social y el Estado de Bienestar (el individuo cede voluntariamente parte de su libertad individual por el bien común que el Estado debe cuidar) el resultado ha sido a veces exitoso y a veces algo más ambivalente: se está logrando frenar la pandemia, aunque por supuesto a un coste en general más alto, en vidas humanas, que en los países desarrollados de Asia. No obstante, aunque la respuesta ante la pandemia no resulta tan expeditiva como en los países de Asia, se logra llevar a cabo preservando los aspectos esenciales de la democracia y la libertad de la población.

Finalmente, en Reino Unido, y sobre todo en Estados Unidos, países en los que el concepto de Estado del Bienestar nunca fue muy profundo, o ha sido desmantelado, y donde la libertad individual se protege por encima incluso de la seguridad y el bienestar colectivos, la respuesta a la pandemia está resultando catastrófica.

Una pandemia, por definición, solo puede ser confrontada desde la lógica del bien común y de sacrificar parte de las libertades individuales para encarar una amenaza que es de naturaleza colectiva (llevo máscara para protegerme a  mí y a los otros, guardo distancia social para protegerme a mí y a los otros, etc) 

La sociedad del bienestar europea, donde el bien social y el bien individual son ambos igualmente importantes y mutuamente dependientes, es pues como un punto de equilibrio entre el extremismo individualista anglosajón y el modelo colectivista de Asia. No es un sistema perfecto ( hay un modelo perfecto?) pero es el más compatible con la ética colectiva de nuestra sociedad.

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