jueves, 2 de junio de 2016

Héroes y villanos

Durante siglos la esclavitud fue un ingrediente natural de las relaciones socioeconómicas de Occidente, hasta que un puñado de individuos en el siglo XIX, tenidos al principio por locos o antisociales, comenzó a combatirla con la fuerza de sus argumentos y sus convicciones.  Pudo no haber sucedido. Sin esos valientes tal vez todavía hoy millones de seres humanos nos serían considerados personas. Pero sucedió. No por azar o por una evolución natural de las cosas. Ocurrió porque hubo quienes fueron capaces de alzar su voz y jugarse su posición social, su prestigio o incluso su vida por aquello que consideraban justo.  

Hasta hace no muchas décadas la pena de muerte se aplicaba cotidianamente en casi todo el planeta. Hoy, afortunadamente, ha sido erradicada de Europa, América Latina y muchos otros países del mundo. No fue tampoco aquí el cambio resultado de un proceso espontaneo; fue obra de la visión profundamente humanista inicialmente de unos pocos.

La prohibición del trabajo infantil en muchas partes del mundo, el surgimiento e la conciencia medioambiental, el comienzo del fin de la opresión de minorías sexuales… todas las grandes transformaciones sociales en curso son el resultado del impulso de aquellos capaces de trascender la inmediatez, levantarse y gritar con su voz y su ejemplo: ‘Así no, basta ya,  esto hay que cambiarlo.”

Son siempre personas con nombres y apellidos, de carne y hueso, las que están detrás de los grandes cambios a favor de la democracia, de la libertad, de la justicia, del respeto, de la igualdad. A veces conocemos sus nombres, y terminan siendo aceptados en el elenco de los protagonistas de la Historia con mayúscula: Ghandi, Luther King, Mandela… pero junto a ellos hay también otros muchos héroes que, aunque anónimos, son imprescindibles.

Cuando una nueva transformación social positiva ya se ha logrado, todos la disfrutamos y al final terminamos percibiéndola como algo natural, como si siempre hubiera estado ahí; pero en verdad es a la sangre de los justos a quien debemos lo que somos. 

No hay comentarios: