jueves, 26 de abril de 2012

Microcuentos primaverales

Abomina
Teníamos diecisiete años y habíamos comprado aquellos tres libros de tapas blandas en el supermercado solo porque eran los más baratos. Abrimos al azar uno de ellos (¿el de Gramsci? ¿el de Ortega?) y apuntamos a boleo sobre la pagina obtenida:  ' (…) abomina de su propio ser', leímos, partidos de la risa ante aquel ejercicio de irracionalidad plena. Nos juramentamos a emplear aquella ridícula expresión, enlazada a cualquier sustantivo, en toda ocasión oficial posible. Llevamos pues dos décadas y media dejándola caer en conversaciones documentos legales, informes, conferencias y cualesquiera otra ocasiones que la vida nos ofrece.

Hoy, al final de un mes de abril, de pronto caigo en la cuenta de que, tras casi 400 entradas en este blog, nunca la he utilizado aquí, así que ahí va:

La primavera abomina de su propio ser.

Foto: Ignacio Huerga

3 comentarios:

Luisa Antolín dijo...

Pobre primavera!

Abomina de su propio ser la muerte...
beso, Chiky

Ignatius dijo...

El tercer libro era de Karl Jaspers.

Todos eran de la misma colección de filosofía de cubierta púrpura, seguramente de alguna de editorial extinta. Compramos tres porque era la oferta.

También compramos una botella de kirch (en el mismo establecimiento, por sorprendente que pueda parecer).

El kirch sí que abomina de su propio ser, y pese a todo, sin él esa historia nunca hubiera sucedido.

Fernando Castedo dijo...

Creo recordar que la cumbre en su uso tuvo lugar hace 25 años (somos ya promoción de plata), en una clase de literatura de COU con Félix Navas...