Cuando el calor se relaja y el inquieto mediodía llama a nuestra puerta, entonces despertamos de nuestro letargo plácido y, nos lanzamos a la calle, a vivir todas esas vidas que no son la nuestra pero podrían serlo.
Escribo ahora lejos de ese hogar temporal donde nos escondemos de las inquietudes y nos dejamos llevar por lo que realmente somos (un hombre y una mujer a solas, en una casa tranquila, sin más obligaciones que vivir). Echo de menos en este instante y más que nunca, esa sensación de gozar los momentos sin sobresaltos, acurrucado entre los blancos muros de nuestro escondite. Nuestra morada, ahora vacía, nos espera allí, un verano más, o un verano menos.
(Foto: Ildefonso Bellón)
1 comentario:
Bonito y romantico
Publicar un comentario