(1) Somos dos brazos, dos piernas, un tronco y una cabeza arrojados sobre el azar de los colores, las sonrisas y los llantos.
(2) Somos dos, somos mil y un millón. Somos las estrellas que se cansan de escuchar nuestros despropósitos humanos. Y somos el día. Y la noche somos, cuando oscurecemos pensamientos luminosos.
(3) Háblale al río en su lengua propia: la lengua de devorar la tierra en su ganarle tiempo al morir suave. Fluye, fluye río. El verbo entrelaza tu correr con el abismo. Sumérgete en mis labios, río, y diluye tu mirar en el mío.
(2) Somos dos, somos mil y un millón. Somos las estrellas que se cansan de escuchar nuestros despropósitos humanos. Y somos el día. Y la noche somos, cuando oscurecemos pensamientos luminosos.
(3) Háblale al río en su lengua propia: la lengua de devorar la tierra en su ganarle tiempo al morir suave. Fluye, fluye río. El verbo entrelaza tu correr con el abismo. Sumérgete en mis labios, río, y diluye tu mirar en el mío.
(Foto: Luis Echanove)
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