miércoles, 13 de junio de 2007

La noche


La noche se acerca. El hombre intenta alejarse. Pero no hay manera. La noche se acerca más y más, hasta rozarle. Hasta tocar la punta de su largo gabán usado. El hombre trota, casi corre. A ratos mira atrás a hurtadillas, con temor, con ansia, con curiosidad.

El hombre llega a la casa exhausto. Se quita el gabán. Se recuesta sobre el piso. Contempla el techo con ojos vidriosos. No va a llorar. Es sólo que siente frío en el rostro. 

Ha dejado a la noche fuera, golpeando contra los vidrios. El silbo fuerte del viento hace templar la luz de las candelas sobre la mesa de roble. El hombre mira a través de la ventana y no ve nada. Sólo una oscuridad cerrada, un vacío grande, inmenso, al que acaba de lograr derrotar. 

Agarra el taburete. Se recuesta contra el muro, Tiene hambre pero no cena. Entorna la mirada y se deja atrapar por el sueño. El susurro del viento arrulla sus últimos pensamientos. 

De pronto, asustado, abre los ojos. No ve nada, nada en absoluto. Todo está oscuro. El viento recio apagó la vela. La noche le ha vencido, le ha derrotado para siempre. Sin salida, sin salvación posible, se sumerge en la negrura.

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