Es curioso que, aunque el mundo parezca cada vez mas uniforme y las diferencias culturales se vayan diluyendo en el magma de la globalización, los humanos sigamos siendo tan variados en el modo como desarrollamos tareas extremadamente cotidianas. Puede que todos comamos hamburguesas y bebamos coca cola de vez en cuando, peor lo cierto es engullimos tales productos a horas distintas, porque el horario de almuerzo en los diferentes países del mundo sigue presentando enormes discrepancias. En una entrada reciente de este blog analicé con exhaustivo detalle el enorme espectro de sistemas de taxi que funcionan en las diferentes ciudades del planeta. Hoy me ocuparé de algo todavía más cotidiano: el modo como los humanos contamos con los dedos.
La práctica de indicar cifras utilizando los dedos de las manos es por supuesto universal. Lo que cambia, y de una manera muy notable, es como desarrollamos esta tarea tan simple. Llevo años observando este fenómeno y nunca deja de sorprenderme: Aunque se trate de una tarea tan básica y antigua en la historia humana, en cada lugar se hace de un modo diferente.
En España, así como en los países anglosajones, comenzamos a contar alzando primero el dedo índice, luego seguimos hasta el meñique y finalmente, solo levantamos el pulgar cuando llegamos al numero cinco. En cambio, en Alemania y Francia se comienza por el pulgar (lo cual, a primera vista, parece bastante mas razonable). Estas diferencias, por supuesto, pueden inducir a muchas confusiones: Un español en un bar de Berlín que quiera pedir dos cafés seguramente extenderá los dedos índice y corazón, pero es probable que el camarero interprete que está pidiendo tres, dado que, para él, el hecho de erguir el dedo corazón se asocia al numero tres.
Cuando vivía en Filipinas observé que allí las cuentas se inician por el meñique, osea, al revés que en Europa. Si quieres indicar por ejemplo, el numero dos, levantas el meñique y el anular, manteniendo, los otros tres dedos doblados – lo cual no es siempre una tarea sencilla.
En el Este de Europa, y por lo que recuerdo también en Japón, en lugar de levantar los dedos de uno en uno para contar, se comienza con la palma de la mano extendida y después se van doblando las falanges hacia adentro de una en una según se cuenta. En China, para enumerar del seis al diez, en vez de utilizar las dos manos, se sigue usando solo una, trazando ciertas figuras con los dedos para simbolizar los números superiores a cinco.
Todavía no me he encontrado ninguna cultura que cuente con los dedos de los pies, pero tiempo al tiempo.
La práctica de indicar cifras utilizando los dedos de las manos es por supuesto universal. Lo que cambia, y de una manera muy notable, es como desarrollamos esta tarea tan simple. Llevo años observando este fenómeno y nunca deja de sorprenderme: Aunque se trate de una tarea tan básica y antigua en la historia humana, en cada lugar se hace de un modo diferente.
En España, así como en los países anglosajones, comenzamos a contar alzando primero el dedo índice, luego seguimos hasta el meñique y finalmente, solo levantamos el pulgar cuando llegamos al numero cinco. En cambio, en Alemania y Francia se comienza por el pulgar (lo cual, a primera vista, parece bastante mas razonable). Estas diferencias, por supuesto, pueden inducir a muchas confusiones: Un español en un bar de Berlín que quiera pedir dos cafés seguramente extenderá los dedos índice y corazón, pero es probable que el camarero interprete que está pidiendo tres, dado que, para él, el hecho de erguir el dedo corazón se asocia al numero tres.
Cuando vivía en Filipinas observé que allí las cuentas se inician por el meñique, osea, al revés que en Europa. Si quieres indicar por ejemplo, el numero dos, levantas el meñique y el anular, manteniendo, los otros tres dedos doblados – lo cual no es siempre una tarea sencilla.
En el Este de Europa, y por lo que recuerdo también en Japón, en lugar de levantar los dedos de uno en uno para contar, se comienza con la palma de la mano extendida y después se van doblando las falanges hacia adentro de una en una según se cuenta. En China, para enumerar del seis al diez, en vez de utilizar las dos manos, se sigue usando solo una, trazando ciertas figuras con los dedos para simbolizar los números superiores a cinco.
Todavía no me he encontrado ninguna cultura que cuente con los dedos de los pies, pero tiempo al tiempo.
(Foto: Luis Echanove)
La próxima vez que viajéis y estéis de compras en un mercado, en lugar de preocuparos mucho con regatear para bajar el precio de los productos, dedicaros a observar como indica el vendedor los números con las manos. Tal vez terminéis arruinados, para comprobaréis lo diverso que el mundo sigue siendo.
La próxima vez que viajéis y estéis de compras en un mercado, en lugar de preocuparos mucho con regatear para bajar el precio de los productos, dedicaros a observar como indica el vendedor los números con las manos. Tal vez terminéis arruinados, para comprobaréis lo diverso que el mundo sigue siendo.