La mañana se derrama sobre la ciudad, como una lluvia de luz y viento silbante. Olalla hace que lee un libro. Juanito dibuja un pistolero en una pequeña cuartilla. Llegará la hora de ducharse, y de comer, de tirarse pues al mundo (al mundo de los libros que sí se leen y de pistoleros de carne y hueso) y este breve instante, pequeño como el papel del dibujo, se disolverá para siempre.
(Foto: Ildefonso Bellón)
(Foto: Ildefonso Bellón)
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