Un momento, por favor. Un instante de silencio: Reclamo su atención a estas horas tan intempestivas sólo para recordarles que mientras usted sigue (con interés mediocre) nuestra programación habitual, un hombre, una mujer, un niño, una niña, un anciano, un agricultor, una empleada doméstica, media docena de cazadores selváticos, un boxeador agotado, diversas azafatas de líneas aéreas, una cuadrilla de malhechores, varias prostitutas, miles de funcionarios, algunos obreros de la construcción y un bebé recién nacido están viviendo una vida diferente a la suya.
No vaya a creer, querido amigo, que este corte publicitario responde a la vana intención de que usted se ponga en el lugar de esta maraña de sujetos. Nos basta con saber que, salvo en su calidad de consumidores de nuestra amplia gama de artículos, usted y estas personas sólo comparten el afán difuso de ser felices un día.
Se lo recordamos tan sólo para que mañana, cuando se levante, no sufra la inconveniencia de encontrase cazando en medio de la selva, sembrando hortalizas en una aldea remota, despachando boletos de una línea aérea, golpeando a un desdichado en un ring o vendiendo su cuerpo en las esquinas, por citar solo algunos ejemplos de labores lejanas a su diario quehacer.
Considere siempre que usted es sí mismo. Y, ante todo, no actúe como si fuera otra persona, porque, en tal caso, nunca sabríamos como diseñar las campañas y los anuncios para que compre nuestros productos.
Gracias por su preciado tiempo, y tenga presente que el informativo que sigue a este comercial fue grabado en circunstancias extrañas por personas poco preparadas. De modo que, por favor no se crea nada de lo que le digan con respecto a cazadores selváticos, boxeadores, ancianos, bebés, personas de otros continentes o, en general, gentes diferentes a usted mismo.
(foto: Nacho Huerga)
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