martes, 27 de mayo de 2008

Ninfas de Judea

Galilea Galilei
Una amiga me escribe y me cuenta que acaba de regresar de una boda en Galilea, donde la novia lucía a la espalda el sol del Mediterráneo, como una ninfa de Judea cantada por Salomón. Me dice también mi amiga que en medio de esa magia cabalística irrumpió de pronto Nacha Pop (sí, sí: Antonio Vega y compañía), deleitando a la audiencia con esas canciones que nos atan para siempre a un pasado que, tal vez, nunca quisimos dejar atrás. Mi amiga bailó la Chica de Ayer al son de las olas rompiendo contra el mar. Y yo, en otro mar, me pregunto por qué Enrique Urquijo no podrá ya nunca tocar sobre un vidrio mojado en la bahía de Manila.

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/27/cultura/1211842233.html

lunes, 26 de mayo de 2008

Son de la loma (2)

Penetración marina

Enfrente mismo de la aburrida bahía de Cochinos -ese lugar que en Cuba llaman playa Girón, para no mezclar a los cerdos en materia de gloria patria (…por cierto, la cría de marranos en bañeras de apartamentos estaba por entonces en auge a lo largo y ancho de la isla; ¿o a lo largo y estrecho? Cuba no de mucho de norte a sur)-…decía, enfrente mismo de bahía de Cochinos desvirgué al mar por vez primera, con bombona a la espalda. A veinticuatro metros agua adentro yace un Paraíso no terrenal. No es que todos los peces del mundo luzcan cara de tontos, es que viven en perpetuo éxtasis, como cándidos angelitos en un limbo de corales y algas amarradas a los abismos. Uno no sabe si asociar a tanta belleza el embeleso que las profundidades causan o si relacionarlo con la posible falta de riego cerebral que la presión marina produce. Correteé sobre fosas insondables en pos de seres de colores y tamaños variados. Me recosté sobre el polvo blanco del fondo de un mar que antes siempre había amado desde lejos. No oculto cierto arrepentimiento…la culpa no se desprendía de mí ni en esta Cuba atea que me acogía.
Mi relación con el océano no fue ya jamás la misma. Maté los inocentes mirares a las aguas bravas. Que el Dios Neptuno me perdone, pero juro penetrar al mar nuevamente.

lunes, 19 de mayo de 2008

Son de la loma (1)

El malecón

El malecón andaba insospechadamente embrutecido. Motitas rebeldes de mar picada salpicaban a los autos años cincuenta que osaban surcarlo. Arriba radiaba de canto un sol inmenso. De frente, como pulida o encerada, brillaba la fortaleza del Morro. Caminábamos sobre el poyete que separa la Habana del diecinueve del mar Caribe. Bromábamos, corríamos a trechos, y yo me encaramé a un león de bronce en el Paseo del Prado. Almorzamos en un patio colonial y acabamos la tarde sobre incomodas butacas de cine criollo. Silvio sigue tocando a mis espaldas, y yo rememoro andares por la Habana vieja al compás de mi cansancio.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Presentación de "Ecos del desierto"

El pasado martes 13 de mayo, pese a las connotaciones aciagas de la fecha, presenté mi libro “Ecos del desierto” en el Instituto Cervantes de Manila. En el mismo acto, organizado junto con la Academia Filipina de la Lengua Española, se dieron a conocer también otras tres obras en castellano publicadas recientemente aquí: Pezamor, la excelente colección de versos del poeta, politólogo y políglota Gabriel Munuera; un ensayo del académico filipino Macario Ofilada y el poemario del embajador e hispanófilo checo Jaroslav Ludva.

Un público variopinto de diplomáticos, cooperantes, curas, hispanistas, estudiantes de español, algún periodista despistado, amigos y curiosos abarrotaban la por otra parte pequeña (aunque excelente) sala de conferencias del Cervantes manileño. Cada autor fue presentado por un académico filipino; después leímos algunos párrafos de nuestra obra y, finalmente, procedimos a la donación formal de ejemplares a la biblioteca del Cervantes.

Vino español y cerveza de Bohemia alegraron el subsiguiente cocktail, durante el cual, como suele suceder en tales ocasiones, no logré hacerme con casi ningún canapé (es curioso: cuando uno se cuela en tales actos generalmente come tapitas como un descosido; si eres un invitado, pillas menos porciones, pero algo ingieres; y si, finalmente, protagonizas el sarao, al final no papeas nada de nada).

Grandes banderolas reproduciendo las portadas de los libros, regalo del amigo César, flanqueaban los accesos al Instituto. En una mesita lateral decorada con cartelitos de “Ecos del desierto: now available”, Helen vendía con paciencia filipina copias del ensayo a 300 pesos el ejemplar. Solo faltaban llaveritos con el retrato de Ajenaton o camisetas con la efigie de una Venus neolítica para que aquello pareciera el mercadillo de los Dioses.

Lanzar un libro es como parir, es expulsar esas frases que antes solo en ti se formaron y dispersarlas hacia fuera, para que crezcan y maduren solas. El manuscrito pertenece al autor. Los libros no tienen dueño.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Hace veinte años

Hace veinte años no había internet, ni ordenadores. En España gobernaba Felipe González desde tiempo inmemorial. No sabíamos a quién votar aunque discutíamos teorías políticas absurdas. La movida madrileña ya se había terminado, pero nosotros no lo sabíamos aún. Descubríamos la noche canalla en los garitos de la calle San Mateo, en Huertas, en Santa Ana, en Malasaña. Escuchábamos música de Radio Futura y de los Secretos, aunque a Cristina le gustaba Willi Vanilli (¿se escribe así?), ese grupo de ficción que ni cantaba ni nada. Cristina ahora, para redimir esa culpa, trabaja en la Sociedad General de Autores. Fernando daba el campanazo en las fiestas y leía a los filósofos presocráticos en las piscinas de verano (en esas donde, supuestamente, las chicas desnudaban sus cuerpos al sol). Irene hacía preguntas que ninguno sabíamos responder, Ricardo se creía que estaba en nuestra clase, Anita se liaba con quien no debía y los demás no nos comíamos un rosco.

Nacho gastaba melenilla semi-rizada y Fernando tupé de pajecillo de Alicia en el País de las Maravillas. Joaquín no estaba mazas todavía, y eso que en verano buscaba gas natural en los Pirineos. Irene conducía un seiscientos que se llamaba Hugo; yo un Ford Fiesta blanco (sin jersey amarillo) y los demás se buscaban la vida. Descubrimos por primera vez que los CDs existían en casa de Chris, el amigo yuppy americano que financiaba los mejores festorrones. Quedábamos de copas con los profesores. Yo mangaba botellas de Tía María y Cointreau en el Parador de El Escorial y Elvira…me ayudaba. Borja se largaba de copas con los hooligans ingleses, Nacho escuchaba Pink Floyd a todas horas y Ana la Alta era la única atenta en las clases de Derecho Natural.

Y es que aquella vida nuestra era como de la Hoguera de las Vanidades pero sin glamour, o tal vez como de lo “Verde empieza en los Pirineos” pero con estilo. Nuestras mayores obsesiones eran, por este orden, la amistad, el sexo, el alcohol y el Derecho Romano. También nos interesaba mucho la comoriencia, la confusión de obligaciones y el requisito de tener forma humana para ser persona. Leíamos mucho, íbamos a conciertos en el rocódromo de la Casa de Campo y en otoño Irene nos obligaba a ver la caída de la hoja en el Retiro.

Yo creo que éramos felices.


(Foto: Piscina del Maria Cristina, San Lorenzo del Escorial, verano de 1989)

martes, 6 de mayo de 2008

Hace quince años

Una soleada mañana de septiembre de 1993 aquella caravana de 10 vehículos (los Nissan Patrol y Fiat Uno que tantos kilómetros de aventuras vivirían en la región) partió de Madrid para llegar a Croacia en tan sólo 24 horas. Irresponsablemente, condujimos día y noche sin parar, soportando el sueño a base de un brebaje horrible de café mezclado con coca-cola que Esteban nos hacía ingerir. Había prisa en llegar porque la ONG que nos había reclutado tenía el compromiso ineludible de nuestra incorporación inmediata. Logramos arribar a tiempo.

La Croacia que nos encontramos era un país desgarrado. Un tercio de la nación permanecía ocupada por el ejército yugoslavo o las milicias servias de Krajina, desde cuyas zonas de control se hostigaba permanentemente al resto del territorio. En Dalmacia el país estaba virtualmente dividido en dos y sólo resultaba posible viajar de Zagreb a Split a través de la isla adriática de Pag o bien cruzando el peligrosísimo puente de Masleniça, incesantemente bombardeado. Decenas de miles de refugiados musulmanes procedentes de Bosnia, así como croatas de las zonas bajo dominio servio se apiñaban en improvisados campos de refugiados. Los esplendorosos hoteles de la costa del Adriático, antaño destino vacacional de riadas de turistas alemanes, alojaban ahora familias de refugiados en las habitaciones de los huéspedes. Otros miles más mal vivían en contenedores o casitas prefabricadas. Aldeas arrasadas salpicaban los campos de la verde Eslavonia. En Sisak los niños eran la presa más fácil para los francotiradores. La visión de tanto dolor nos cambió para siempre.

Durante los siguientes meses cada uno de nosotros desempeñó sus funciones de monitor de ayuda alimentaria en un determinado sector del país. Éramos un equipo de trabajo muy joven (la mitad con menos de 25 años) e imbuidos de un enorme entusiasmo. Fernando Herrera encontró una isla diminuta al sur de Losing habitada tan sólo por una familia compuesta de dos abuelos octogenarios y un nieto minusválido viviendo en la indigencia más absoluta. Juanma Santomé se empeñó en hallar el modo de rescatar del territorio enemigo al pariente perdido de una de las familias de “sus” refugiados. Yo trazaba los cuadros para los informes explicativos de la injusta distribución de ayuda en Split con la base de la taza de desayuno. Fernando Herrero fue amenazado con ser guindado de un garfio de carnicero cuando descubrió una oscura trama de desvío de ayuda a cargo de la mafia local de un pueblo del sur de Dalmacia. El anecdotario de aquella epopeya resulta inagotable.

Aquello cambió nuestras vidas para siempre.

viernes, 2 de mayo de 2008

Secretos en el sotano

El monstruoso caso de Josef Fritzl, el austriaco que mantuvo secuestrados en la bodega de su casa durante 24 años a su hija y a tres de los seis hijos que tuvo con ella, ha conmocionado al mundo. Se trata, sin duda, de uno de los hechos criminales más aberrantes de la historia policial reciente. El hecho de que sea la tercera vez que un suceso de estas características tiene lugar en el pequeño Estado alpino (además del caso de Natascha Kampusch, hay que recordar que en los noventa una madre austriaca retuvo a sus tres hijos en casa durante varios años sin ver la luz del sol), planeta la inevitable pregunta: ¿Porqué en Austria?

La propia Natascha Kampusch, en una reciente entrevista concedida a la BBC, ha apuntado a una posible explicación: “Durante el tiempo del nacionalsocialismo se propagó la (idea de la) supresión de la mujer, y la educación autoritaria era muy importante”. ¿A qué se estaba refiriendo en realidad la joven secuestrada? ¿Cual es conexión real entre la historia reciente de Austria y estos crímenes actuales?

En 1938, la Alemania nazi se anexionó Austria, país que ya desde 1933 venia estando gobernado por un régimen fascista propio. En las escuelas de Austria durante décadas se ha enseñado la falacia de que los nazis entraron en el país a punta de bayoneta, cuando la realidad incuestionable es que los austriacos recibieron a la Wehrmacht con los brazos abiertos. El cardenal Innitzer, jefe por entonces de la iglesia austriaca, declaró solemnemente que “todos los vieneses deberían dar gracias a Dios por la ocupación alemana y obedecer estrictamente las ordenes del nuevo régimen”. La anexión de Austria por parte de Alemania no tuvo pues nada que ver con la ocupación nazi de otros países europeos como Francia, Dinamarca, Holanda y tantos otros. La inmensa mayoría de la población austriaca aceptó entusiasmada la idea de vivir bajo un régimen nazi; en Austria jamás hubo ningún tipo de resistencia seria contra los alemanes; millones de austriacos se enrolaron voluntariamente en las juventudes hitlerianas, las SS y otros órganos nazis. No hay que olvidar que el propio propio Hitler era austriaco, como también lo fueron decenas de jerarcas nazis, incluyendo Ernst Kaltenbrunner, el jefe máximo de la policía alemana durante en nazismo, el líder de las SS Odilo Globocnik y muchos otros.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Austria, como Alemania, fue ocupada por las potencias aliadas. En 1955, tras el fin de la ocupación aliada, Austria recuperó plenamente su soberanía, y el gobierno comenzó a hacer valer la teoría de que la nación había sido “la primera victima” de Hitler. Esta falsedad histórica se ha mantenido hasta hoy en día. Austria, en realidad, era parte integrante de Alemania durante en nazismo, y por tanto, fue tan culpable como la propia Alemania de todas las atrocidades que el régimen nazi cometió. Debido a esta voluntaria amnesia historia, bendecida por los sucesivos gobiernos durante décadas, en el país nunca se llevó a cabo un proceso de “desnazificación” como el ocurrido en Alemania. Todas las generaciones de alemanes posteriores a la guerra han aprendido desde la escuela cual fue la responsabilidad se su patria en el holocausto. Centenares de museos y memoriales a lo largo de Alemania recuerdan a las victimas del nazismo y sirven de referente constante para no olvidar ese terrible pasado. Alemania ha pedido perdón solemnemente, en repetidas ocasiones, por las atrocidades cometidas. En Alemania, el modelo educativo fomenta los valores de la tolerancia y la igualdad. Alemania, en resumen, afrontó su pasado con entereza y hasta las últimas consecuencias. Alemania es, literalmente, una nación redimida.

Este proceso nunca se ha llevado a cabo en Austria. Por ello, los valores ultra-conservadores en la educación, el modelo patriarcal en la familia, la obediencia ciega a la autoridad y el despotismo siguen definiendo las relaciones sociales en muchos hogares austriacos. La sociedad austriaca realmente no ha confrontado aun la espantosa realidad de su pasado nazi. Al contrario que en Alemania, en Austria no hay museos o monumentos que recuerden a las victimas. El nazismo es oficialmente visto como algo alemán, ajeno al país, como si los abuelos y padres de los austriacos actuales no hubieran tenido nada que ver con el asunto. De hecho, en Austria tras la guerra la impunidad mas sangrante hizo posible que muchos ex-criminales de guerra se reincorporaran a la vida política o social y la ideología de extrema derecha ha permanecido como un componente primordial de la psique colectiva austriaca.

El caso de Kurt Waldheim, es especialmente lacerante. Este ex oficial en el ejército alemán, que había participado activamente en varias masacres de civiles en Grecia y Yugoslavia y durante la guerra editaba un panfleto antisemita distribuido en Rusia y titulado “Matad a los judíos’, logró ocupar varios altos cargos en el gobierno de Austria (incluido el de ministro de asuntos exteriores), y en 1972 fue nombrado Secretario General de las Naciones Unidas.

La política del país refleja fielmente, todavia hoy, el pensamiento ultra-autoritario de muchos austriacos. En 1970 el Partido Liberal Austriaco (pese a su nombre, de confesada ideología fascista) liderado entornes por el ex miembro de las SS Friedrich Peter, entró en el gobierno junto a los socialdemócratas. En 1999 este partido obtuvo un 27% de los votos, el mejor resultado jamás logrado por un grupo de extrema derecha en Europa desde el fin de la segunda guerra mundial, En 1999 los “liberales’ ocuparon el gobierno de nuevo, esta vez de la mano de los conservadores, asunto que produjo un enorme escándalo en toda Europa. En el Estado de Carintia, este partido de tendencia neonazi ha obtenido un 42% de los votos en las últimas elecciones regionales, un resultado muy superior que el mejor dato electoral de los nacionalsocialistas en la Alemania anterior al gobierno de Hitler (33% de los votos). Austria es, bajo cualquier punto de vista, el lugar mas fascista de Europa.

Tiempo es ya de que los austriacos se enfrenten a sus propios fantasmas, los asuman y , de este modo, se embarquen en la tarea de superarlos, para que así el resto del mundo pueda volver a asociar a este bello país con Mozart o Freud, y no con Hitler o Josef Fritzl.