A mi padre
Estaba solo, escondido en sur recuerdos, rebuscando una llama que le quemase por dentro y le devolviera la imagen difundiéndose. Que horrible cuando se borra el rostro en la mente, cuando ni el pálido reflejo de sus facciones deja ya su huella en la memoria. ¿Como eran pues esos ojos que tantas veces había contemplado concentrado? ¿Como sus cejas tenues, como sus labios delgados? Retener, retener por un segundo más ese rostro en la cabeza, y el tacto de sus manos, y la calidez de su sonrisa….retener ese atisbo final antes de que muriera, muriera otra vez.
Estaba solo, escondido en sur recuerdos, rebuscando una llama que le quemase por dentro y le devolviera la imagen difundiéndose. Que horrible cuando se borra el rostro en la mente, cuando ni el pálido reflejo de sus facciones deja ya su huella en la memoria. ¿Como eran pues esos ojos que tantas veces había contemplado concentrado? ¿Como sus cejas tenues, como sus labios delgados? Retener, retener por un segundo más ese rostro en la cabeza, y el tacto de sus manos, y la calidez de su sonrisa….retener ese atisbo final antes de que muriera, muriera otra vez.
(Foto: Luis Echanove)
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