jueves, 12 de enero de 2017

Homo politicus

  • Soy una persona de izquierdas. Creo firmemente en la socialdemocracia, en la necesidad de garantizar la igualdad no solo de libertades sino también de oportunidades económicas y del acceso a los servicios educativos, médicos y sociales. 
  • Defiendo la democracia. Sospecho de las multinacionales, de la gran banca y de los conglomerados mediáticos. 
  • Me gusta la pequeña empresa y el cooperativismo y la importancia del ámbito de poder local. 
  • Soy keynesiano y creo en el papel del Estado en la economía y pienso que lo de las supuestas virtudes libre mercado sin controles es una mentira chusquera para que los poderosos sigan gestionando el cotarro. 
  • Me dan yuyu los nacionalismos de cualquier color. Creo en las fronteras abiertas. Me asquean el yihadismo, el sionismo, y todos los radicalismos.
  •  Me considero ecologista, pacifista y feminista y creo en la acción positiva para garantizar la igualdad… 
  • Defiendo fervientemente la movilización ciudadana, creo que la pobreza y el hambre son lacras odiosas y que NADA justifica la injusticia ni el que los poderosos instrumentalizan a la gente. Considero que Occidente es en parte responsable de la pobreza del Sur y que se requiere un cambio total de la forma en como el mundo funciona para acabar con la brutal injusticia en el Planeta. 
  • Creo que la educación y la cultura son valores supremos y que los maestros y profesores deberían ganar el doble que los banqueros. 
  • Me gustan las tiendas de barrio, los centros históricos, los parques y la arquitectura tradicional. Sueño con un mundo futuro sin fronteras, ni banderas ni guerras. 
 Pero…
  • Aunque soy demócrata, creo que el modelo actual de partidos  hace aguas y que ya no responde a la realidad de nuestro tiempo. Estoy por una participación real y mucho más activa de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas. 
  • Aunque soy socialdemócrata, me dan repelús los partidos socialistas europeos, a los que considero en su mayor parte vendidos a los oligopolios financieros y corporativos. 
  •  Aunque soy keynesiano, no me importa que en algunos supuestos la gestión de los servicios públicos esté en manos privadas siempre y cuando su acceso sea universal, accesible y sometido a estrictos controles. 
  • Aunque soy contrario a los nacionalismos, me encanta que se protejan y difundan activamente las lenguas y culturas minoritarias. 
  • Aunque soy ecologista, me importan más las personas que los paisajes, y las vidas humanas que las de los animales. 
  • Aunque soy pacifista, creo que en situaciones límite, lamentablemente, la única forma de vencer al mal absoluto puede llegar a tener que ser la fuerza. Creo, por ejemplo, que el ISIS es un mal absoluto contra el que la comunidad internacional debe luchar. Tampoco tengo problemas con el tiranicidio, ni con la castración de pederastas o con la cadena perpetua para los genocidas. 
  • Aunque creo en la completa libertad de conciencia, no tengo ninguna fobia particular contra la Iglesia actual ni soy anticlerical. Considero sectarias y generalmente injustificadas las actitudes de ataque gratuito a los sentimientos religiosos de la gente. Creo que la espiritualidad puede jugar un papel importante en la vida de la gente. 
  • Aunque soy feminista, no me gusta usar la arroba cuando escribo ni volverme loco con el uso del género en el lenguaje.

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