martes, 15 de enero de 2013

Es difícil explicar


Es difícil explicar hasta que punto las vidas de ese centenar y medio de familias estaban vinculadas al ciclo de silencios que los campos marcan en el crudo mes de enero, o al nervioso parpadeo de las luces de junio al amanecer. Todos los entusiasmos, durante al menos dos generaciones, se habían vivido acotados en la pequeña esfera de lo cotidiano. Es verdad que ciertas épocas hervían de intensa actividad; pero, en todo caso, el compás pendular de las horas vivas de la primavera y el otoño, alternándose con las mortecinas largas tardes del invierno o el verano habían oscilado por muchos años aun previsible ritmo de doble compás. 

(Foto: Luis Echanove)

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