lunes, 16 de julio de 2012

De dónde venimos....

(1) La antepasada bruja
El apellido Echanove (Etxanobe) procede de la minúscula aldea de Echano (del euskera etxano, 'la casita'), situada en la parte sur del diminuto municipio de Izurza y camino del de Mañaria, ambos en el Duranguesado, en Vizcaya. La comarca de la que hablamos se sitúa en un área montaraz y boscosa  incrustada en el parque natural de Urquiola; de hecho, la inmensa mayoría del municipio de Mañaria entra dentro del perímetro del parque.  Hay acreditada la presencia de mis antepasados directos en aquellos parajes desde fines del siglo XVI, aunque se sabe de unos Echanobengoa (antecesores suyos) morando por allí desde mucho antes.

Existen muchísimos indicios históricos como para afirmar que esta pequeña región de cumbres rocosas y tupidos bosques en el corazón de Euskadi fue uno de los últimos lugares de la geografía peninsular donde los ancestrales cultos anteriores al cristianismo lograron sobrevivir por más tiempo. La zona conformaba, de algún modo, un último reducto de las esencias más antiguas de la cultura y la religiosidad vascas. El imponente Amboto, ubicado en Urquiola, ha sido considerado siempre como el gran monte sagrado de la religión pre-cristiana. En él se emplaza la cueva natural de Mariurika, el hogar principal de Mari, la diosa madre de la religión vasca antigua, adorada en secreto hasta tiempos no muy lejanos entre los habitantes de los caseríos de la zona. Según se cuenta, el párroco de la comarca acudía a la cueva a celebrar misa cada siente años en honor de la diosa madre. A muy posos kilómetros de Amboto, a espaldas de la aldeilla de Echano, se alza  la montaña de  Mugarra, otro de los escondites de Mari. En la misma área esta la cueva de Azkondo que, según las tradiciones populares, era lugar de reunión secreta de las sorionak  o sacerdotisas de la diosa, tenidas por brujas por las autoridades eclesiásticas. No lejos hay un paraje llamado a Akelarre (como el celebre sitio en Navarra cuyo nombre ha servido finalmente para significar de modo genérico, una reunión de brujas).

Es más que verosímil suponer que aquellos aldeanos de Etxano (por entonces, y aun hoy, apenas una docena de familias, incluidos los Echánove), practicaran hasta bien entrada la Edad Moderna, al igual que los demás escasos pobladores de las montanas de Urquiola, los atávicos cultos a Mari y otras deidades paganas. Quien sabe, hasta es posible que por las venas de mis hijas corra la sangre de alguna de aquellas sorionak,  la brujas vascas.

(Foto: Luis Echánove)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho, ya decía yo que tengo algo de bruja

Anónimo dijo...

Soy ECHANOVE