viernes, 2 de diciembre de 2011

Sobre el escritorio

Un manto de luz eléctrica
tiñe la mesa sobre la cual escribo.
Los objetos se derraman
descolocados, durmiendo
su sueño inerte:
Una caja con bolígrafos,
dos billetes, tres monedas,
una bola del mundo giratoria
y el paquete de tabaco.
Todo en su sitio,
como colocado al azar
hace milenios.

Las líneas falsamente paralelas
de la fornica muerta
trazan rieles imposibles,
que a veces chocan
en nudos pequeños.

Permito yo a mi pluma
deslizarse sobre el cuaderno
libremente;
tal vez por escuchar
el sonido ronco de sus trazos,
o mas bien
para darme la disculpa
de mirar de vez en cuando,
a hurtadillas,
a esta mesa,
con sus objetos
ordenados en el desorden.
Todo en su sitio,
desde que el mundo es mundo.
Todo esperando un final imposible.

Que nadie toque las monedas,
ni fume nadie esos cigarrillos.
Que la bola giratoria no de más vueltas.

(Foto: Luis Echanove)

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