La Guerra Civil española más allá de un enfrentamiento bélico, consistió ante todo en una bárbara matanza de personas indefensas. Ambos bandos cometieron atrocidades terribles. Durante los años del franquismo los crímenes cometidos por los sublevados contra la República fueron, sencillamente, ignorados, en tanto que el llamado “terror rojo” fue ampliamente estudiado, computado y condenado. Con la llegada de la democracia, la visión predominante fue la de juzgar la actitud de ambos contendientes con cierta equidistancia, dándose por asumido que, a fin de cuentas, el baremo de salvajismo de uno y otro fue semejante.
No obstante, a fecha de hoy, se dispone de suficiente información historiográfica como para determinar, con alta dosis de precisión, cual fue en realidad, la dimensión de la represión en uno y otro bando.
Las cifras de muertos provocados por las fechorías realizadas en el bando republicano fueron concienzudamente establecidas en la llamada Causa General, el pormenorizado estudio, municipio por municipio, llevado a cabo por las autoridades franquistas en los años cuarenta. Según el mismo, el número de personas asesinadas en la zona republicana ascendió a 38,000, incluyendo unos 6,000 miembros del clero católico. Con posterioridad, análisis complementarios llevados a cabo por varios autores demuestran que la cifra real es probablemente algo más elevada, debiéndose situarse en torno a los 50,000, si sumamos los asesinatos cometidos en enfrentamientos internos dentro del propio bando republicano (principalmente troskistas, anarquistas y otros grupos perseguidos por los comunistas, sobre todo en la etapa final de la contienda). La cifra más elevada de víctimas asesinadas en el bando republicano alguna vez mencionada es la de 70,000, la cual, no obstante, no se funda en datos reales y solo es sostenida de forma minoritaria por algunos estudiosos de derechas. Es considerada exagerada por todas las fuentes extranjeras.
En cuanto a la represión llevada a cabo por el bando franquista durante la contienda, hasta la fecha se han podido identificar un total de 143,000 asesinatos, con nombres y apellidos, cifra pues, que puede considerarse como el mínimo indisputado. No obstante, numerosos historiadores elevan esta cifra hasta los 200,000, debido al alto número de desaparecidos y las dificultades de reunir información, debido a que la mayor parte de estos crímenes fueron silenciados durante los cuarenta años del franquismo. A ello debe sumarse las al menos 50,000 personas ejecutadas por los tribunales militares en los primeros años de la postguerra.
Así pues, en total, un mínimo de 193,000 personas (o tal vez 250,000) fueron muertas por la represión franquista, cifra al menos casi cuatro veces superior a la de las víctimas del terror en el bando republicano. Incluso utilizando el exagerado dato de 70,000 asesinados en zona republicana, el terror de los “fascistas” superaría en dos veces y media al ejercido en el lado “rojo”.
Más allá de los datos meramente cuantitativos, es importante también establecer una crucial diferencia cualitativa entre la represión ejercida por uno y otro contendiente. El gobierno de la República en ningún momento desarrolló una política sistemática de exterminio de sus enemigos. Muy por el contrario, el gobierno legítimo en todo momento hizo repetidos llamados al cese de los excesos. Célebres son las palabras de Indalecio Prieto, ministro de defensa del gobierno republicano: "No imitéis esa conducta, os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa"; o las del presidente Manuel Azaña pidiendo a los suyos “paz, piedad y perdón”. En la práctica, los desmanes en la zona republicana fueron llevados a cabo no por el gobierno en cuanto a tal, sino, por una parte, y especialmente en los primeros meses de la guerra, por milicianos fuera de todo control y, más adelante, por el Partido Comunista (que, como ya hemos señalado, no limitó su salvaje actitud a erradicar a personas de derechas, sino también a sus supuestos aliados en la lucha contra los sublevados).
Por el contrario, en el bando franquista, la mayor parte de la represión no fue ejercida por elementos extremistas incontrolados, sino por el aparato del Estado, perfectamente organizado en su labor de extermino de enemigos a base de juicios sumarísimos. No se trataba pues de asesinatos extrajudiciales, sino de ejecuciones sistemáticas perfectamente organizadas por el Gobierno.
La guerra civil fue horrible. Ambos bandos merecen ser condenados por sus espantosos excesos. Paracuellos, Guernica, la matanza de Badajoz, el asesinato masivo del clero, los fusilamientos de la postguerra…individualmente considerados, todos y cada uno de estos terribles sucesos merecen la más rotunda condena y producen una horrible sensación de lástima y horror. No obstante, se mire como se mire, la dimensión de la represión fue desigual. Los sublevados, sencillamente, fueron aun peores (que ya es decir) en sus atrocidades. Negar esa evidencia es, sencillamente, ignorar la historia.
Mi abuelo y dos de sus hermanos fueron asesinados en 1936 por milicianos republicanos. Desde mi infancia, pues, he sido consciente del salvajismo ejercido en el bando republicano. Me llevó años ser consciente de la dimensión real de la tragedia y asumir, no ya sólo que la guerra fue terrible en ambos lados, sino que, desde un punto de vista estrictamente objetivo, las cosas fueron bastante peores para los perdedores de la contienda. Sólo mirando de frente a la historia podremos superarla.
No obstante, a fecha de hoy, se dispone de suficiente información historiográfica como para determinar, con alta dosis de precisión, cual fue en realidad, la dimensión de la represión en uno y otro bando.
Las cifras de muertos provocados por las fechorías realizadas en el bando republicano fueron concienzudamente establecidas en la llamada Causa General, el pormenorizado estudio, municipio por municipio, llevado a cabo por las autoridades franquistas en los años cuarenta. Según el mismo, el número de personas asesinadas en la zona republicana ascendió a 38,000, incluyendo unos 6,000 miembros del clero católico. Con posterioridad, análisis complementarios llevados a cabo por varios autores demuestran que la cifra real es probablemente algo más elevada, debiéndose situarse en torno a los 50,000, si sumamos los asesinatos cometidos en enfrentamientos internos dentro del propio bando republicano (principalmente troskistas, anarquistas y otros grupos perseguidos por los comunistas, sobre todo en la etapa final de la contienda). La cifra más elevada de víctimas asesinadas en el bando republicano alguna vez mencionada es la de 70,000, la cual, no obstante, no se funda en datos reales y solo es sostenida de forma minoritaria por algunos estudiosos de derechas. Es considerada exagerada por todas las fuentes extranjeras.
En cuanto a la represión llevada a cabo por el bando franquista durante la contienda, hasta la fecha se han podido identificar un total de 143,000 asesinatos, con nombres y apellidos, cifra pues, que puede considerarse como el mínimo indisputado. No obstante, numerosos historiadores elevan esta cifra hasta los 200,000, debido al alto número de desaparecidos y las dificultades de reunir información, debido a que la mayor parte de estos crímenes fueron silenciados durante los cuarenta años del franquismo. A ello debe sumarse las al menos 50,000 personas ejecutadas por los tribunales militares en los primeros años de la postguerra.
Así pues, en total, un mínimo de 193,000 personas (o tal vez 250,000) fueron muertas por la represión franquista, cifra al menos casi cuatro veces superior a la de las víctimas del terror en el bando republicano. Incluso utilizando el exagerado dato de 70,000 asesinados en zona republicana, el terror de los “fascistas” superaría en dos veces y media al ejercido en el lado “rojo”.
Más allá de los datos meramente cuantitativos, es importante también establecer una crucial diferencia cualitativa entre la represión ejercida por uno y otro contendiente. El gobierno de la República en ningún momento desarrolló una política sistemática de exterminio de sus enemigos. Muy por el contrario, el gobierno legítimo en todo momento hizo repetidos llamados al cese de los excesos. Célebres son las palabras de Indalecio Prieto, ministro de defensa del gobierno republicano: "No imitéis esa conducta, os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa"; o las del presidente Manuel Azaña pidiendo a los suyos “paz, piedad y perdón”. En la práctica, los desmanes en la zona republicana fueron llevados a cabo no por el gobierno en cuanto a tal, sino, por una parte, y especialmente en los primeros meses de la guerra, por milicianos fuera de todo control y, más adelante, por el Partido Comunista (que, como ya hemos señalado, no limitó su salvaje actitud a erradicar a personas de derechas, sino también a sus supuestos aliados en la lucha contra los sublevados).
Por el contrario, en el bando franquista, la mayor parte de la represión no fue ejercida por elementos extremistas incontrolados, sino por el aparato del Estado, perfectamente organizado en su labor de extermino de enemigos a base de juicios sumarísimos. No se trataba pues de asesinatos extrajudiciales, sino de ejecuciones sistemáticas perfectamente organizadas por el Gobierno.
La guerra civil fue horrible. Ambos bandos merecen ser condenados por sus espantosos excesos. Paracuellos, Guernica, la matanza de Badajoz, el asesinato masivo del clero, los fusilamientos de la postguerra…individualmente considerados, todos y cada uno de estos terribles sucesos merecen la más rotunda condena y producen una horrible sensación de lástima y horror. No obstante, se mire como se mire, la dimensión de la represión fue desigual. Los sublevados, sencillamente, fueron aun peores (que ya es decir) en sus atrocidades. Negar esa evidencia es, sencillamente, ignorar la historia.
Mi abuelo y dos de sus hermanos fueron asesinados en 1936 por milicianos republicanos. Desde mi infancia, pues, he sido consciente del salvajismo ejercido en el bando republicano. Me llevó años ser consciente de la dimensión real de la tragedia y asumir, no ya sólo que la guerra fue terrible en ambos lados, sino que, desde un punto de vista estrictamente objetivo, las cosas fueron bastante peores para los perdedores de la contienda. Sólo mirando de frente a la historia podremos superarla.
2 comentarios:
<no me parece bien que despues de 70 años, aun se este recordando las atrocidades que se cometieron en durante y despues de la guerra civil Española, en los dos bandos, ni quien mato a mas o menos, yo solo sé que a mi padre que despues de un juicio militar y condenado a cadena perpetua, por los republicanos , por haber sido un sublevado, fue asesinado en Parecuellos del Jarama, si esto NO ES UNA INJUSTICIA, y NUNCA he oido a mi madre hablarnos de lo injusto que esto fué. Asi que ahora con que derecho estamos echandonos en cara quien fué más injusto
<no me parece bien que despues de 70 años, aun se este recordando las atrocidades que se cometieron en durante y despues de la guerra civil Española, en los dos bandos, ni quien mato a mas o menos, yo solo sé que a mi padre que despues de un juicio militar y condenado a cadena perpetua, por los republicanos , por haber sido un sublevado, fue asesinado en Parecuellos del Jarama, si esto NO ES UNA INJUSTICIA, y NUNCA he oido a mi madre hablarnos de lo injusto que esto fué. Asi que ahora con que derecho estamos echandonos en cara quien fué más injusto
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