La alcaldesa
Acicalada con sus alhajas, la alcaldesa hablaba desde la tarima. Una alfombra naranja de algodón cubría los azulejos de la atalaya. Jazmines, adelfas, tulipanes, alhelíes, azucenas y amapolas decoraban todos los rincones del malecón.
-'¡Jeta, mequetrefe!' gritaba el albañil mulato, drogado por el alcohol. '¡Momia charlatana!' vociferaba farruco el chismoso alférez, en plan guay. ¡Que te follen, marrana!', exclamaba de guasa el danzarín gitano. Encaramada a al alfeizar del zaguán, una azafata en albornoz, pijama y chanclas la llamaba 'mamarracha' y otros alhagos parecidos. La alharaca siguió hasta el alba. Fulano, de mal talante, exclamaba '¡asesina!', y mengano continuaba: '¡gilí pichis!'
Era el momento cenit de otro alboroto en balde. Ya ni los alguaciles controlaban las algaradas. Ojala no fuera así, pero es que la zafia alcaldesa, aunque alardeaba mucho, siempre ganduleaba, era mezquina, no se afanaba y al final jorobaba a todos: no arreglaba las averías en las polvorientas acequias y alcantarillas de la aldea, no reparaba los tabiques de adobe del arrabal… y lo peor de todo: los alquileres habían subido abismalmente, y también las tarifas y aranceles aduaneros (antes la cifra a pagar era cero). Encontrar algo para el almuerzo en los almacenes del barrio era una tarea baladí : aceite, arroz, azúcar, alcachofas, berenjenas, zanahorias, sandias, limones, aceite…ni un mezquino alfiler quedaba en los baúles.
-'¡Jeta, mequetrefe!' gritaba el albañil mulato, drogado por el alcohol. '¡Momia charlatana!' vociferaba farruco el chismoso alférez, en plan guay. ¡Que te follen, marrana!', exclamaba de guasa el danzarín gitano. Encaramada a al alfeizar del zaguán, una azafata en albornoz, pijama y chanclas la llamaba 'mamarracha' y otros alhagos parecidos. La alharaca siguió hasta el alba. Fulano, de mal talante, exclamaba '¡asesina!', y mengano continuaba: '¡gilí pichis!'
Era el momento cenit de otro alboroto en balde. Ya ni los alguaciles controlaban las algaradas. Ojala no fuera así, pero es que la zafia alcaldesa, aunque alardeaba mucho, siempre ganduleaba, era mezquina, no se afanaba y al final jorobaba a todos: no arreglaba las averías en las polvorientas acequias y alcantarillas de la aldea, no reparaba los tabiques de adobe del arrabal… y lo peor de todo: los alquileres habían subido abismalmente, y también las tarifas y aranceles aduaneros (antes la cifra a pagar era cero). Encontrar algo para el almuerzo en los almacenes del barrio era una tarea baladí : aceite, arroz, azúcar, alcachofas, berenjenas, zanahorias, sandias, limones, aceite…ni un mezquino alfiler quedaba en los baúles.
Este texto contiene 96 palabras de origen árabe, incluidos todos los sustantivos y adjetivos, además de varios verbos e interjecciones.
(Foto: Luis Echanove)
1 comentario:
Una mas de la juanilocuras...bien me gusto!!
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