viernes, 12 de febrero de 2010

Breve

No dura mucho. Sólo lo sufiente para saber que es cierto, que en realidad ha ocurrido. En ese lapso mínimo que corta como un cuchillo lo real de lo imaginario, se balancea esa imagen pasajera. Y después, a otra cosa. A vivir, a correr otra vez.

Pero en algún escondite queda guardado ese recuerdo mínimo de una textura y de una luz. El día que mueres, pienso, tal vez regresa esa fotografía difuminada de colores vivos, y en un nuevo segundo, se apodera otra vez de todo.
(Foto: Nacho Huerga)

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