martes, 30 de noviembre de 2021

Right to Food in Maine

I just learned , initially with some joy, that earlier this month the State of Maine amended its Constitution to incorporate the Right to Food on it, becoming the first US State doing so. 

There are a number of countries, including India, some Southern African countries and most of LAC that have incorporated the right food in their legislation. A small group have even amended their Constitutions for that very purpose (e.g. Kenya, Nepal) but I believe this is the first time a place in the Global North is doing so.

The right to food, as it is understood internationally refers mainly to the right to have access and availability of nutritious and affordable food, and usually entitles a mandate to the Government to ensure so. For instance, this is how the Constitution of Mexico describes the Right to Food:‘Every person has the right to adequate food to maintain his or her wellbeing and physical, emotional and intellectual development. The State must guarantee this right’.

In the case of the Maine amendment, it is actually a very different way to see it: the emphasis is not on the right to access the food…but the more on right by the people to produce food: '(…) all individuals have a natural, inherent and unalienable right to grow, raise, harvest, produce and consume the food of their own choosing for their own nourishment, sustenance, bodily health and well-being’.

In other words, Maine has transformed what normally is considered a social right, into a ‘freedom right’. You are free to produce whatever you want wherever you want and the way you want. 

I wonder what the practical implications of this will be…would the people in towns and cities in Maine now be able to feed cattle in their suburban backyards, of grow pigglests in their parking lots? Is this a free-ride too grow, for instance, alucinogenous mushrooms for self-consumption ? and, more importantly: are other US States going to follow the trend?....

martes, 16 de noviembre de 2021

Pandemia, invierno y esperanza

Hay al menos cuatro factores clave a tener muy encuentra que probablemente van a complicar la situación con relación a la pandemia en Europa en los próximos seis meses:

El invierno. Ya no hay duda alguna de que esta es una pandemia con una fuerte dosis estacional (como casi todas). Las bajas temperaturas favoreces la supervivencia del virus, y además empujan a la gente a pasar mas tiempo es espacios cerrados y sin ventilación. Por eso, en el hemisferio Norte, el invierno irremediablemente traerá subida de casos.

Caída de los niveles de inmunidad. La inmunidad frente al Covid19, ya sea obtenida por la vacuna o por haber contraído el virus, no es eterna, decae con el tiempo. Está ya probado que, a los 6 meses, los niveles de protección de las vacunas comienzan a descender gradualmente. La vacunación en el Viejo Continente se inició hace 9 meses, con los grupos de más riesgo. Aunque la implementación de la tercera dosis comenzara de inmediato, ya va a resultar inevitable un escenario de cierto periodo de tiempo con amplias capas de la población con menores niveles de protección en los próximos meses.

Bajas tasas de vacunación en el entorno geográficoEn la mayor parte de los países del Este de Europa, y pese a que el acceso a las vacunas allí ha sido el mismo que en Europa Occidental, los índices de vacunación son muy bajos debido a la resistencia de amplias capas de la población a vacunarse. Otro tanto sucede en África, en este caso debido a la falta de acceso a las vacunas. El virus no conoce fronteras y mientras haya ámbitos geográficos con bajos niveles de vacunación, el riesgo sigue siendo global. 

Variantes mas infecciosas y/o letales. La pregunta ya no es si van a surgir variantes mas infecciosas o letales, y ante las cuales la protección de las vacunas sea insuficiente, si no cuando va a suceder. Con un índice de circulación del virus en el mundo todavía tan elevado, es solo una cuestión del tiempo. De hecho, hay varias variantes mas lesivas que la Delta que han brotado recientemente, incluida la variante AY.42 o ‘delta plus’, cuya contagiosidad es superior a la de la delta ‘clásica’;  o la A.30, identificada por primera vez en Angola y en Suecia, que muy probablemente evade la inmunidad adquirida por las vacunas, o la variante B.1.640, descubierta en Bretaña y tal vez originada en Congo y que presenta mutaciones nunca vistas antes que podrían hacer elevar sustancialmente su contagiosidad. No obstante, ninguna de estas variantes surgidas hasta ahora han logrado, ni parece que vayan a lograr, suplantar a la ubicua variante Delta, que ya constituye mas del 90% de todas las infecciones por Covid19 en el mundo. Para que una nueva variante logre hacerse hegemónica, hace falta que sea todavía mas fácilmente transmisible que Delta. Delta es al menos el doble de contagiosa que ninguna de las variantes previas.  El propio surgimiento de Delta es la prueba evidente de que la ciega lógica de la probabilidad de las mutaciones puede conducir al surgimiento de variedades mucho contagiosas que las anteriores. Es solo una cuestión de probabilidad que alguna de las nuevas variantes que surgen constantemente logre causar síntomas mas graves, evadir mejor las vacunas y transmitirse mejor. 

Debemos, como sociedad y como individuos, acostumbrarnos a convivir con elevados niveles de incertidumbre sin que ello nos produzca necesariamente depresión o ansiedad. La Humanidad ha vivido expuesta durante milenios a todo tipo de avatares, y de hecho, gran parte de la población del Planeta convive ese mismo día a día de incertidumbre en el futuro. A veces pienso que el problema principal no es la pandemia en si, sino nuestra incapacidad en las sociedades posmodernas de aceptar la adversidad como parte misma del tejido de la existencia. 

Superaremos esta pandemia. Cuan elevado sea el coste para lograrlo depende de nuestra capacidad, como sociedades, para mantenernos firmes en nuestros valores: los valores de solidaridad con los países que no pueden afrontar adquirir las vacunas que necesitan; valores de confianza en la razón y la ciencia frente a la paranoia esquizoide de la desinformación contra las vacunas; valores de equidad social para apoyar a quienes más sufren el impacto social y económico esta crisis global. No es solo el virus quien mata y hace daño. Es también la sinrazón, el miedo, la insolidaridad.  

lunes, 8 de noviembre de 2021

Wool balls and strings


The term food value chain is largely obsolete now…for good reason! Why? 

 

First, because, in the circular economy paradigm that the World is sifting to, it’s not even a ‘chain’, its not linear, it does not have a beginning, nor an end.   

 

And second, because the ‘value’ added, and the costs incurred, are not only happening in the chain itself; they also take place in the context around the ‘chain’: The environmental, social, political dimensions matter immensely, and they can be easily missed if we see it as an ‘string’. In real life, it’s more like a wool ball of interactions, or, in fact, a complex system where what happens around (e.g policy making, ecosystems’ impacts...) matters as much as what happens in the ‘chain’ itself. In traditional value chain logic those aspects were considered ‘externalities. In the food systems paradigm, they are mot external...they are part of the system, so the risk of overseeing them is much lower. 

 

The global community has already swift to a food systems logic, and CARE has been a very proactive player in that process (UNFSS). 

 

So please, the next time you want to describe the interactions from supply to market in the agri-food sector, consider thinking in terms of food systems, and not in terms of mere value chains. 


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Graphic/Food systems map that shows how multiple subsystems interact (Source: adapted from the Nourish initiative)